Érase una vez una ciudad con las casas tan juntas que apenas quedaba espacio para…

¿Las enfermedades se escriben con minúscula o con mayúscula?
Hace unos días, un paciente me dijo que los médicos somos unos agrandados. Se me quedó tal cara que enseguida rectificó: «Todos menos usted, doctora, claro».
Desde luego, si nos juzgan por nuestra forma de escribir, debo darle la razón. Nos encantan las frases largas y enredadas, los tecnicismos, las pasivas que nadie en su sano juicio utiliza… y las mayúsculas. Nos encantan las mayúsculas: grandes, llamativas, gritonas, altivas. Mayúsculas agrandadas que miran por encima del hombro a las humildes minúsculas.
Somos muy dados a usarlas, por ejemplo, en el nombre de las enfermedades.



Pues ya es hora de que aprendamos que las enfermedades se escriben con minúscula:




¿Siempre? Casi. Se inician con mayúscula los nombres propios (por lo general, de personas o lugares) que siguen a expresiones como enfermedad de, mal de, síndrome de y otras parecidas: enfermedad de Zika, síndrome de Asperger, mal de Chagas.

Sin embargo, en contextos coloquiales (no en textos médicos formales), cuando estos nombres van solitos dejan de ser nombres propios y pasan a ser comunes y, por tanto, a escribirse con minúscula. En estos casos, denominan a la enfermedad, no a la persona: el alzhéimer, el párkinson. Fíjate en que llevan tilde, pues, al ser nombres comunes, siguen las normas de acentuación del español.

Eso es lo que dice la RAE. Ahora bien, Fernando Navarro, que sabe mucho más de terminología médica que la RAE —y que cualquiera—, no está del todo de acuerdo. El autor del Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico aboga por usar el nombre propio también cuando se escribe aislado:
Del mismo modo que escribimos «el Farreras y el Harrison» (¡¿quién escribiría *el farreras y el hárrison*?!), creo que «la demencia de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y el síndrome de Cushing» se abrevian coloquialmente a «el Alzheimer, el Parkinson y el Cushing» entre médicos, y no a *el alzhéimer, el párkinson y el cúshing*, como propone la RAE.
Seguro que te estás preguntando: «Entonces, ¿qué hago? Cuando escribo en espacios informales, como mi blog, ¿escribo el alzhéimer o el Alzheimer?». Pues, la verdad, haz lo que quieras, ya que ambas formas son defendibles.
Eso sí, en el resto de los casos, que al fin y al cabo son la mayoría, recuerda: las enfermedades se escriben con minúscula.
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