—Doctora, soy una incomprendida —se quejó esta paciente—. La gente lee mi titular y no…

Para constatar algo tienes que estar vivo
Este paciente entró en la consulta cojeando: había perdido una palabra. Esta parecía haberse caído por algún descuido, y el vacío que dejaba era fácil de detectar. Probé a llenar el hueco: Un nuevo fármaco demuestra que puede prevenir las migrañas en solo unos días.
El texto dio una vueltecita por la consulta, ya sin renquear. Pero no terminaba de encontrarse bien.
—No te preocupes, todavía te faltan un par de errores por subsanar. —Borré las comillas simples que enmarcaban el nuevo fármaco—. No aportan nada, ¿no te parece? No hay ningún motivo para entrecomillar el nombre del medicamento.
Por último, taché constata y en su lugar escribí prueba.
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—Constatar significa ‘Comprobar un hecho, establecer su veracidad o dar constancia de él’. Por tanto, necesita alguien que compruebe el hecho o establezca su veracidad, y esto no pueden hacerlo los fármacos. Ese verbo precisa un sujeto que realice la acción (eso se llama sujeto agente), es decir, animado, «vivo».
Contemplé al paciente después del tratamiento. Mostraba un aspecto mucho mejor:
Un nuevo fármaco demuestra que puede prevenir las migrañas en solo unos días. Aún en fase experimental, el fármaco TEV-48125 prueba su eficacia y rapidez a la hora de reducir la duración y número de episodios de migraña.
Me quedé con las ganas de añadir el artículo el a la palabra número, de forma que cada sustantivo tuviera su artículo: a la hora de reducir la duración y el número de episodios de migraña. Me contuve porque, aunque a mí no me guste, la RAE permite coordinar dos sustantivos de modo que compartan un único determinante en singular. En la Nueva gramática de la lengua española se muestran varios ejemplos: el uso y abuso de las drogas; los avisos y advertencias; la descripción y estudio de los seres vivos; las novelas y cuentos de Carlos Fuentes.
Al recién curado apenas le dio tiempo a dar las gracias, porque el siguiente texto entró sin llamar a la puerta y, con malos modos, preguntó: «¿Cuándo me toca?». Los pacientes, a veces, tienen ese tipo de comportamientos. ¿Intentamos curarlo, a pesar de ello?
Gracias por leernos y por comentar, y recordad que si algo no os queda claro estaremos encantados de resolver vuestras dudas (o, al menos, de intentarlo).
El único posible error que se me ocurre en este texto es que no sea correcta la forma de entrecomillar “pequeño Nicolás”, aunque ni siquiera estoy segura de que deban usarse las comillas. En todo caso yo habría puesto Pequeño con mayúscula, pero con grandes dudas.
Me ha parecido preciosa la paloma de la paz de Rocío, aunque el texto que la acompaña es muy triste
Hola:
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda escribir «pequeño Nicolás» así, con minúscula y entre comillas (o en cursiva).
Le diré a Rocío que te ha gustado su paloma. La verdad es que más que una ramita de olivo parece que lleva un racimo de uvas…
Gracias por participar.
Lo escribiría así:
El juez procesa al «Pequeño Nicolás» por hacerse pasar por emisario del rey
Un saludo
Hola:
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda escribir «pequeño Nicolás» así, con minúscula y comillas (o cursiva).
Por lo demás, muy bien la propuesta.
Un saludo