A raíz de una conversación con un familiar cercano, en la que nos relataba cómo…

De mentiras y salud: las pulseras mágicas
Hoy comenzamos en nuestro blog un apartado destinado a desmontar y, si es posible, desterrar los millones de bulos relativos a la salud que corretean alegremente por las redes.
Hemos de reconocer que nos está costando mucho empezar esta sección, ya que el número de bulos, patrañas y costumbres seudocientíficas es tan elevado que hace difícil elegir uno en concreto. Por ello, vamos a empezar por uno de los grandes hitos en la historia de los mentiruscos sanitarios, que a mí, por participar en cierta forma de aquel engaño, me dejó completamente marcado: la mítica pulsera Rayma.
Fundamentos científicos
Una corriente iónico-salina establecida entre los dos supuestos polos de una pulsera metálica hacía entrar al cuerpo en resonancia. Así curaba prácticamente todos los males, padecidos y venideros, además de eliminar el estrés de raíz. ¡Ah! Y todo ello por un módico precio, situado entre las 2000 y las 6000 pesetas, según modelo e intensidad del milagro. Así visto, ¿quién no la compraría?
A esta pulsera le corresponde el honor de ser uno de los referentes en cuanto a engaños/fraudes sanitarios se refiere. Lo mejor de todo es que la pulsera perdía sus milagrosas propiedades curativas con el paso del tiempo. Por eso, la farmacia disponía de una base de recarga —muy parecida al cuadro de mandos de la nave estelar Enterprise (Star Trek, 1966)— que, previo paso por caja, retornaba a la pulsera todas sus propiedades iónico-galácticas.
Aún recuerdo el día que, después de realizar una carga, la base se me escurrió de las manos y se estrelló contra el suelo. Ante la cara de terror de la dueña de la farmacia (que había pagado un potosí por el artefacto), la base se abrió, mostrando su increíble y completamente vacío interior. Vamos, dos cables y una bombilla. Ya está.
¿Que qué hacía yo cargando pulseras Rayma? Primer trabajo, inconsciencia juvenil o debilidad mental… No sé, el caso es que lo hice y no me arrepiento de ello. No es mi intención descargarme de culpa, pero la verdadera pregunta es: ¿Por qué demonios se vendía eso en las farmacias? ¿Quién engañó a toda una generación de estudiosos boticarios?
La parte positiva de la pulsera es que había multitud de modelos, que hacían juego con prácticamente todo lo que te pusieras. Algunas incluso estaban fabricadas con metales preciosos… ¡Una delicia para cualquier jubilado de alta pensión y baja salud!
Evolución
Visto desde el siglo XXI, es fácil pensar: ¡Qué tontos e inocentes éramos entonces! Pues la triste realidad es que, 25 años después, seguíamos igual de pardillos, y a muchos se la pegaron con la increíble pulsera holográfica Power Balance.
Hemos tenido acceso, de forma exclusiva, a un diálogo histórico en el departamento de I+D+I responsable del nacimiento de la pulsera holográfica.
Conversación entre Troy Rodarmel, creador de Power Balance, y su cuñado
—Oye, estamos flojos de pasta. ¿Qué hacemos?
—No sé… Mira, coge esa pulsera de la abuela, me le quitas los iones y me le pones un holograma, que ya verás como alguno pica.
Con esta exclusiva concluimos la primera entrega de «De mentiras y salud». Esperamos que te haya gustado y, sobre todo, que en su día no te compraras las pulseras Rayma y Power Balance. Aunque si lo hiciste, siempre podrás decir que fue un regalo…
Como estamos seguros de que conocerás muchos casos parecidos, te animamos a que los compartas con nosotros. Nos comprometemos a estudiarlos y a hacer un objetivo análisis de cada caso.
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A mi me regalaron la Power Balance… y creo que llegué a decir que tenía más equilibrio en la bici, que dicho de paso, nunca ha sido lo mío.
¡Ja, ja, ja! Y lo cierto es que seguramente era verdad que tenías más equilibrio… La sugestión hace milagros. Efecto placebo.